José Luna, Director Ejecutivo de Banco Cuscatlán.

El Grupo Financiero Imperia Cuscatlán adquirió hace dos años las acciones de Banco Citibank de El Salvador. Bajo la dirección ejecutiva de José Eduardo Luna, relanzaron una de las marcas más reconocidas en el país: Banco Cuscatlán.
El nuevo enfoque del grupo se ha centrado en ofrecer nuevos productos en línea, expandir sus sucursales y relanzar créditos para pequeñas y medianas empresas (pymes), así como financiamiento para la adquisición de vivienda y apuestas productivas.
No obstante, para Luna la operación de una franquicia bancaria en El Salvador es cada vez más compleja. Marcos regulatorios poco flexibles, impuestos y baja bancarización son los principales retos del sector.


Desde la adquisición de las operaciones de Citibank en 2016, ¿Qué resultados han logrado como Banco Cuscatlán?
Tenemos muy buenos resultados, mucho mejor que las expectativas de cuando lanzamos el banco. En buena parte se debe a la estrategia de relanzar la marca: Banco Cuscatlán nace de la compra de Banco Citibank de El Salvador, que se retira del país y vende sus operaciones bancarias y su infraestructura. El Grupo Imperia, accionista principal, decide relanzar la marca Cuscatlán, que tiene muchos atributos positivos. Primero, es una marca que nos identifica con El Salvador, además, inspira confianza, tiene tradición, es una marca con muchos atributos en la mente del consumidor y la población en general. A nivel de negocios, también hicimos un plan para cambiar la estrategia completamente a lo que venía haciendo Citibank. Nosotros, al revés de Citi que venía concentrándose en tener menos sucursales, en tener clientes de ciertos segmentos; creemos que para poder ser exitosos en El Salvador, tenemos que ser un banco de todos los salvadoreños y no solo de ciertos segmentos. Lo primero que hicimos fue relanzar los créditos de vivienda, relanzar el pago de remesas en las sucursales, y lanzar el modelo de minibanco, más moderno, en alianza con las estaciones de servicio Uno, que son bancos de conveniencia de fácil acceso, parqueo, seguridad y conveniencia.



¿Cuáles son los logros que han registrado desde que comienzan su operación?
Uno de nuestros logros es que hemos crecido nuestros activos, ya estamos arriba de los $1,500 millones en activos, desde que tomamos el banco. Hemos crecido más del 20%, hemos crecido en nuestros depósitos, nuestra base de depositante, número de transacciones, en todos los negocios y vamos en paso positivo. Tenemos un plan agresivo para renovar toda nuestra plataforma tecnológica, vamos a lanzar prontamente nuestra nueva banca en línea, aplicativos móviles, y una serie de nuevos servicios que le van a facilitar mucho la vida a nuestros clientes. La cartera de préstamos está ya en los $1,000 millones; y la cartera de depósitos cerca de los $1,100 millones. El crecimiento de créditos se ha enfocado en el sector productivo, sobretodo en pequeña y mediana empresa, creemos que es donde está el motor productivo de El Salvador.

¿Cuáles son los retos que han enfrentado durante estos dos años en el marco de la legislación salvadoreña?
Cada vez es más complejo. Cada vez se requieren más requisitos desde que se aprobó la Ley de Bancos y Financieras, desde que se aprobó el marco normativo, este mismo ha venido evolucionando y se han venido incrementando las exigencias regulatorias, en términos de documentación, formularios. Han salido diferentes leyes, la Ley de Transparencia, Protección Al Consumidor, Tarjetas de Crédito. Cada ley tiene su normativa. A veces quisiéramos hacer los trámites más fáciles, pero el marco regulatorio es cada vez más complejo por diferentes razones: hay más riesgos por la evolución de la tecnología, hay nuevos retos para los bancos, nuevas amenazas en términos de la seguridad de la información; cada día es más difícil el manejo de una franquicia bancaria.

¿Cuáles son sus perspectivas de crecimiento para este 2018?
Estaríamos creciendo arriba del 10 %. El año pasado nuestros activos cerraron en $1,400 millones, y a la fecha tenemos $1,500 millones. En la mayoría de líneas estamos mejor de lo que habíamos presupuestado, ha habido buena aceptación, crecimos más en depósito de lo que anticipamos, y en resultados vamos mejor. Realmente, a dos años de estar operando podemos decir que las cosas se han dado positivamente, y el principal factor ha sido la buena recepción, así como tener un número creciente de clientes.


¿Qué hace falta para estimular el crecimiento de la bancarización?
Creemos que se debería hacer más fácil el tema de captación de depósitos a través de cuentas corrientes, de ahorro, todos los productos electrónicos, creemos que la gente debe poder, a través de sus dispositivos móviles, aceptar y no tener que documentar físicamente. Con la firma electrónica se puede lograr lo que las personas necesitan y cumplir con la regulación. Para nosotros este el futuro: la banca digital. Es necesario tener leyes que hagan más fácil la bancarización, muchas han sido reformadas pero falta la implementación.


¿El impuesto a las transacciones financieras ha perjudicado a la banca?
La liquidez bancaria no se ha visto afectada, los depósitos han crecido más que los créditos en buena parte por el crecimiento de las remesas como país, la confianza en el sistema financiero... no es un tema que afecte en sí la liquidez, pero habría más oportunidades de convertir a El Salvador en una plaza financiera regional si nosotros no tuviéramos ciertos impedimentos o desincentivos como este impuesto. Tener un impuesto a las transacciones financieras hace que sea costoso utilizar los servicios bancarios para el banco y los clientes. Podríamos tener empresas transnacionales o regionales que podrían centralizar sus depósitos aquí en El Salvador para toda Centroamérica desde aquí, por ser una economía dolarizada, lo cual da certidumbre; pero el tema de los impuestos no lo hace viable.


¿Cómo enfrentó Banco Cuscatlán la caída de la calificación de riesgo de país a default selectivo?
Esto obviamente afectó al país y esto nos afecta a todos los sectores nacionales. De alguna manera tuvo un impacto, afortunadamente para el Banco no fue mucho, pero sí tuvo un impacto en general para el país y la banca en el sentido que limitó la apertura de nuevos financiamientos que se hubieran podido obtener, y que al tener una categoría de CCC, ya no fue factible. Hay muchas multilaterales como la DG de Alemania, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el FMI (Fondo Monetario Internacional), que buscan financiar proyectos de largo plazo de desarrollo; pero uno de los requisitos para poder invertir es que los países tengan una determinada categoría de riesgo: al estar muy baja, ya no tienen autorización para dar créditos. Para nosotros, como banco nuevo, ya que tenemos muchos fondeos de nuestros depositantes, no nos ha limitado. Tenemos excedente de capital y tenemos un porcentaje muy importante de fondeos de nuestros depósitos, y no tuvo un impacto en nuestros planes de crecimiento de cartera; pero en el largo plazo, si la categoría siguiera siendo baja, se habría limitado más.

De acuerdo a las perspectivas económicas actuales, ¿cómo considera que van a evolucionar el crecimiento, la situación fiscal y el sistema bancario?
Las perspectivas económicas han cambiado: ha habido mejoras en las categorías de riesgo de algunas calificadoras, y en general la perspectiva se ve positiva, el acuerdo para el fondo de pensiones fue importante, el pacto fiscal también, y hay un mejor diálogo, mayor entendimiento para aprobaciones de presupuesto. Vamos en un camino positivo, vamos mejorando pero nos falta camino por recorrer. Las últimas cifras nos revelan que la economía crece a un mejor ritmo de lo que se había estimado. Nosotros vemos como banco que nuestro crecimiento ha sido principalmente en créditos productivos, y se puede ver por la cantidad de proyectos, de construcción, de vivienda, industriales, fábricas que expanden su producción... si se empieza a ver más positivismo.

¿Las elecciones próximas podrían implicar una desaceleración de estos indicadores?
Nosotros no anticipamos ningún impacto en las próximas elecciones, creo que El Salvador ya alcanzó un grado alto de madurez política. Hay diferencias, y cada partido tendrá sus filosofías; pero en general, el respeto a la democracia y reglas claras, hemos evolucionado mucho. De hecho, estas elecciones pasadas, los depósitos crecieron, no se contrajeron ni hubo desconfianza; y creo que las elecciones del otro año pueden, en todo caso, generar más optimismo. No vemos por qué habríamos de preocuparnos.

¿Cómo evalúa usted la propuesta de refinanciamiento de la deuda pública de 2019 a 2024? ¿Estamos en un momento propicio para esto?
Hay que trabajar en un plan financiero ordenado donde los inversionistas que han comprado títulos de El Salvador, tengan certeza de que se los van a pagar a su vencimiento. Para eso hay que trabajar un plan que tenga sentido que incluye el refinanciamiento de esta deuda, y en la medida que exista este plan, es lo que están pidiendo las calificadoras de riesgo para mejorar la calificación, un plan para ver cómo El Salvador irá honrando su deuda actual, esto es parte del ordenamiento de las finanzas públicas. Hay oportunidad para crecer fuertemente, seguir creciendo en créditos a largo plazo para apoyar infraestructura, inversiones, creemos que hay mucho potencial. El Salvador viene con muchos años de bajo crecimiento, y esto genera una oportunidad para tener un crecimiento mayor en el futuro, obviamente tiene que haber un entorno político que lo fomente, y un entorno externo. Las tasas de interés han estado estables y comienzan a subir; asumiendo que el entorno externo seguirá parecido, y con mejores perspectivas internas; creemos que el Banco Cuscatlán tiene mucha oportunidad con la banca digital.

Perfil

José Eduardo Luna es ingeniero de profesión, graduado en Louisiana State University de la carrera de ingeniería industrial, con una maestría en Administración de la Universidad de Tulane, de New Orleans.

Lleva dos años al frente de Banco Cuscatlán y se dedicó previamente a ser gerente general de Banco Citibank Guatemala, director de productos de Banco Citibank El Salvador y también fungió como director de banca virtual de Banco Cuscatlán para Centroamérica. Asimismo, se desempeñó en períodos diferentes como director corporativo de Citibank Guatemala y como gerente general de Credomatic de El Salvador.